La extraña fuerza.®.

 

La extraña fuerza. ®.
Relato.
Fantasía mística de ciencia- ficción.
Jorge Ofitas. ®.

 

Finalmente la ciencia descubrió la fuerza que sostenía los planetas en sus ejes y que producía la inercia del sistema solar y de las esferas, ahora se sabría con certeza que había detrás de aquel milagroso mecanismo celestial de lunas y mundos secretos que siempre circulaban alrededor de su estrella sin salirse de órbita. El quinto elemento, la fuerza, el Dios; la mano o el elixir que movía todo lo visible e invisible bautizado por los antiguos alquimistas como el dragón verde, elixir de la eterna juventud, supresión de la gravedad; entre otras prodigiosas propiedades.

Esa misma misteriosa e inaccesible fuerza contactó con la élite científica del planeta; ellos, harto sorprendidos, enviaron al lugar convenido la científica más cualificada de una belleza extraordinaria a todos los niveles llamada; Eau du Cosmos.

Así fue. Ella llegó a la plaza y se sentó en un atrio a observar el trasiego de aquel barrio frecuentado por personas que iban de compras o hacían otras gestiones. Se fijó en el centro del ágora y un titiritero comenzó a lanzar bolas de colores al aire y después las volvía a lanzar mientras miraba fijamente y sonriendo a la científica a punto de marcharse ya tras el fracaso para contactar con la poderosa fuerza invisible que todo lo mueve. – Me marcho. Aquí no hay nadie con esa descripción. Corto y cierro.

Eau lo vio y le cayó simpático. Luego aquellos ojos la fueron atrayendo hasta el centro de la plaza y cuanto más se acercaba sentía que se volvía fluida y libre a través del espacio hasta que finalmente se dio cuenta que era la Luna mirando a la Tierra con el mismo fervor y amor que una madre protege a sus hijos en la noche… Cuando se le pasó aquel extraño ensueño tenía delante de ella al titiritero mirándola con suma ternura, iba con la cara pintada cómo un arlequín y no decía nada. Ella le dijo que no tenía dinero suelto y él le contestó:

- ¿Te gustó ser la Luna y Venus?
- ¿Quién eres tú? ¡Cómo sabes eso!
- ¡El titiritero! El que mantiene e ilumina las esferas del cielo. Diles que has conocido a la extraña fuerza y si te preguntan cómo me llamo diles que todo es obra del titiritero que hay escondido en el cielo. Adiós amor.
- ¡Espera! Por favor.
- Sí, soy la extraña fuerza.
- ¿Humana? No puede ser. ¿Mujer u o hombre? ¿Cómo te llamas?...
- Ahora soy un hombre, eso no importa puedo cambiar para mezclarme entre vosotros y sentiros. Fui quién hace unos minutos te elevó a esa visión donde eras la Luna mirando a su hija la Tierra. Cierra los ojos y rememóralo me encontrarás allí contigo, junto a ti, invisible sí… ¿Me ves ahora?
- Es cierto… ¿Por qué vas a así siendo un Dios maravilloso?... No sé qué decir…
- Debo desaparecer para siempre antes quiero decirte que cuando te vi tenía que conocerte… Eres mi terráquea más especial. Mira lo que provocaste amor…

Luego se esfumó, desapareció; dejando tras sí notas musicales perfumadas que impregnaron en la doctora dejándola muy confusa, soñadora y extraviada. Sin duda sólo por unos segundos había conocido a la extraña fuerza en carne y hueso, a mí no puede ocurrirme esto se decía…

El extraño mago se evaporó en aquel instante y para siempre. Ella sin embargo lo estuvo buscando largo tiempo y comprendió debido a esta experiencia que posiblemente todo no fuese obra de la ciencia. ¿Pero lograría reencontrarse con el extraño ser la eminente doctora?... Porque tampoco creyó en el amor… Hasta ese momento. O al menos nunca sintió un amor como ese. Él debía saber lo que ella sentía desde el lugar más apartado del Universo infinito.

Eau du Cosmos regresó a su casa caminando muy despacio, sin duda, no era la misma Eau de la tarde anterior. Algo muy profundo había cambiado en ella, le parecía no ser de este mundo, todo era extraño, lejano, revulsivo, entonces se preocupó. Siempre había gozado de un gran estado físico en parte por su genética en parte por los duros entrenamientos que soportaba para cuando se lo pedían; subir a una de las estaciones espaciales y realizar experimentos.

Giró la llave y apagó la alarma. Su mascota la recibió con ojos de tristeza, Eau lo pilló al instante, algo le ocurría a su gata… Siguió caminando descalzada hasta las ventanas cortinadas que daban acceso a la playa, ahora oscura por la Luna nueva. ¿Qué fue ese destello? A unos cien metros en la oscuridad del senderillo que conducía al mar había algo, era una extraña luz que zigzagueaba cada cierto tiempo. Cogió una linterna y caminó ligera hacia el lugar donde posiblemente vio algo. No le hizo falta mucho tiempo. ¿Qué sería aquello? Se dispuso a regresar a la casa y llamar de inmediato a la agencia espacial cuando entonces algo la atrajo hacia la nave que abrió una de sus compuertas. Eau subió, era como un zombi, como si estuviese guiada por algo, cuando entró en la nave recobró la lucidez.

Entró en la sala de mandos de la nave de un color blanco reflectante purísimo. Había un timón igual al de un barco y otros paneles, de repente oyó la voz del titiritero o la extraña fuerza:

- Siéntate. Por favor.
- Eres tú… Hola…
- Disculpa no te dije nada de esto, me encantan las sorpresas…
- ¿Y qué es esto?...
- Un regalo mientras vivas, luego desaparecerá contigo…
- ¿Esta aeronave? ¿Por qué?...
- Puedes acceder a cualquier mundo habitado del universo. Ahí en los paneles lo tienes todo. Este artilugio mitad orgánico mitad etéreo ha sido construido en unos astilleros de otro universo, sólo la utilizan ciertos Ángeles o Yoguis y otras fuerzas desconocidas para todos vosotros…
- ¿Vas ayudarme con la fórmula de tú existencia? ¿Esta nave está construida con eso, verdad?...
- Tienes exactamente quince minutos para elegir. Luego ya no podrás regresar a la Tierra.
- ¿Y qué haré, maestro?
- No me llames así. Mira a tu espalda.

Eau quedó eclipsada aunque lo disimulaba muy bien… ¿Quién eres?... Dijo sin apartar sus pupilas dilatadas de aquel ser…

- Madame, me concede este baile…
- Sí, la nave se mueve… ¿No vas a pararla?...
- Hemos salido de la galaxia…
- Qué interesante… ¿Adónde vamos?...
- A poblar un planeta…
- Ajá…

 

FIN

 

Autor relato: Jorge Ofitas. ®.
Spain. 2015. ®. Europe. 2020. ®.

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