Poema metafísico.
El indulto no repara el desencanto.
El yermo se acerca al loco y el vulgo,
acelera el dictamen del proscrito.
La sin razón anquilosada tropieza
de causalidad y el temeroso, se salva
una vez más.
¡Pero la oscuridad hermana no cesará!
El antruejo será el sutil camuflado,
hasta encontrar el dolor contrito,
qué haga suplicar al cantor.
¡Oh esencia humana! ¡Por Dios poeta!
Enmascara su verdad para no ser devorado
por la etiqueta. ¡Huye!
Ocúltate en el abismo del sin sabor.
Pero no cierres la puerta,
a los anhelos nítidos errantes.
Si. Nosotros. Pobres indigentes.
Que no supimos contemplar su
amor inerte…
Pronto acabará la lucha.
El éter saldrá victorioso,
en la nueva apertura concebida.
Licencia pues la palabra del escenario.
Y disfraza el alma. Hasta que Karma,
prepare la posada del aprendiz.
¡Ámalos! Aunque la rabia y el quebranto,
te corten el camino al eterno halo.
¡Levanta pues! Y no temas la emboscada.
Disfruta del enorme privilegio,
de tu angosta misión,
y del tiempo concedido.
En el amanecer de tus días,
sonreirás al desagrado y al principiante
de corazón. Cuando tenga lugar
la estación de la eufonía. Habrás llegado
a la puerta obscura y entonces sabrás
volver a casa. Sin que resida en ti,
el temor enmendado, que encadena,
al hombre recién llegado.
Autor poema: Jorge Ofitas.
Sevilla. 2011. ®. ©.
Zoraya
Profundo y muy hermoso....
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