Resucitando el amor.

Sin miedo a la esperanza me quedé vano. ¿Qué nos ata? A este mundo vanidoso… Venimos, crecemos, algunos luchamos, otros desisten y todos, acabamos en el sepulcro muertos de amor… Grandes fortunas nos acechan, nos exprimen cómo a cosacos y tal vez, todos seamos cacos de la virtud prestada, que por miedo, no nos atrevemos a devolver… Las gentes siguen transitando los caminos, que ahora son de alquitrán y por las esquinas de los pueblos muchos de nosotros, nos afanamos en la verdad extinta ,que hace milenios, se llevó el viento de la tinta mentirosa, inventando profetas voladores y milagrosos, cómo si el resto de nosotros, no tuviésemos acceso a acometer ciertos milagros…Alejandro el magno dijo a Diógenes antes de partir hacia su última batalla: - ¿Cómo te volviste tan poderoso teniendo tan poco? – Renuncié a la esperanza, contestó el insigne mendigo y sabio que vivía en un bidón… Malos tiempos para ella, para la esperanza digo, que no es plebeya ni princesa ni reza, ni come ni deja, ni flota ni gime, tampoco se exhibe en museos ni galerías, ni llora tampoco de alegría, entre otros mundos, su concepto es mudo e inventado, pues tarde o temprano, el hombre será resucitado, de sus propias cenizas… Sea de esta guisa, sean cual sean sus creencias, con maldad o con benevolencia y sea cual sea su color, un día andaremos todos, resucitando el amor… Más no vale amarnos los unos a los otros… Dijo el profeta y mago Jesús, que nunca, fundó ninguna iglesia…
Autor texto: Jorge Ofitas.
Sevilla.2012. ©.®.